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Tipos de fósiles

Los fósiles son restos de animales o plantas que han sido conservados por la naturaleza de la degradación natural, podemos encontrar estos ejemplares en cualquier parte de la tierra, dado que se encuentran ubicados en los diferentes estratos o capas de la tierra. La ubicación de muchos de estos es aún desconocida en la actualidad, contribuyen en investigaciones antropológicas.

Estos restos contienen en su interior parte de la historia en la tierra, pueden datar de diferentes épocas del tiempo y los procesos por el cual fueron conservados no siempre son los mismos. Si encontramos alguno sin duda tendremos en nuestras manos un pedazo de la historia.

Por lo que recomendamos siempre que ante algún hallazgo de estas características se concurra con la muestra a los museos o lugares de estudios más cercano, o bien se los contacte por algún medio de comunicación.

Los tipos de fósiles son:

Fósiles por petrificación

Se denomina así a aquellos restos, huellas o rastros de seres vivos  (plantas y animales) que se convirtieron en piedras a través de procesos sedimentarios. Estos procesos acumularon materiales sobre sí capaz que conservar los compuestos duros.

En muchas ocasiones este proceso de sedimentación continuó, es por esta razón que ante catástrofes naturales o por la erosión podemos encontrar nuevos restos. Algunos de los hallazgos más significativos han sido por medio de estos fósiles, dado que por lo general se encuentra gran material en una zona cercana.

Fósiles por impresiones o huellas

Tal cual lo indica su nombre este tipo se encuentra compuesto por rastros o vestigios del paso de animales o plantas que han quedado grabados en la tierra. Esto ha sido posible en múltiples ocasiones con la ayuda del barro o la arcilla natural, que por causas naturales se secaron conservando estos indicios de vidas pasadas. En algunos museos encontramos huellas de animales ancestrales.

Muchas veces son difíciles de reconocer para un ojo no entrenado, razón por la que pasan desapercibidos en múltiples ocasiones.

Fósiles en ámbar

Estas maravillas han sido en la actualidad replicadas para la comercialización en muchos casos, por lo que antes de declararlas fósiles deben pasar por un exhaustivo examen. Los fósiles en ámbar tienden a ser pequeños, es decir  se encuentran compuestos por animales pequeños o insectos que han quedado atrapados en la resina de algunos árboles. Al secarse deja verse como una burbuja que encapsula en su interior vida pasada.

Fósiles por congelación

Este sin duda es el tipo de fósiles que un explorador desea hallar. Consiste en animales y plantas que por procesos de formación de glaciares han quedado atrapados en el hielo. Es gracias a la capacidad del hielo de no producir corrosiones que los fósiles de este tipo son verdaderas reliquias, incluso sirven para investigaciones sobre el desarrollo genético y las mutaciones.

La desventaja de este tipo es que deben ser tratados con sumo cuidado porque pueden contener enfermedades o infecciones que fueron erradicadas con el tiempo. En la actualidad debido al calentamiento global y al derretimiento de los glaciares, varios de estos ejemplares han salido a la luz.

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